Extracto de un artículo por Josh Mc Dowell “A un click de distancia”
Muchos estudios han comprobado los efectos adversos que la pornografía tiene en una persona. En el año 2005, la Dra. Jill Manning, autora de What’s the Big Deal about Pornography (¿Cuál es la bulla sobre la pornografía?) testificó ante un comité del Senado de los Estados Unidos, acerca de los daños de la pornografía. Allí ella citó los numerosos efectos que se han documentado en niños y adolescentes cuando han sido directamente expuestos a la pornografía. Algunos de los efectos son:
Respuestas emocionales traumáticas o respuestas negativas duraderas.
- Actividad sexual demasiado temprana.
- Aumento en el riesgo de desarrollar compulsiones sexuales y comportamientos adictivos.
- Aumento en el riesgo de tener un punto de vista incorrecto y fuera de contexto de la sexualidad.
- Una fijación en otros seres humanos para obtener una gratificación sexual egoísta.
Tanto como el 40% de los adictos al sexo pierden sus trabajos. Cincuenta y ocho por ciento sufren pérdidas financieras considerables. La pornografía hace que aumente la infidelidad marital en un 300%. Un estudio que se hizo a niños entre los 10 y 17 años de edad indica que el hecho de ver pornografía provoca un sentimiento de soledad y depresión. Otra consecuencia seria para los jóvenes y en el uso de la pornografía, es un aumento en su actitud favorable hacia la exploración sexual sin compromiso.
Estoy de acuerdo, todos estos efectos negativos pueden no ser causados por exposición casual o intermitente a la pornografía. Sin embargo, el verdadero peligro es en la tremenda cantidad de material sexual pervertido que está disponible y el no darnos cuenta que para nuestros hijos todo está a solo 1 click de distancia. La mera exposición a esto, no importa que tan infrecuente sea, tiende a desensibilizar a un joven. En vez de tener un punto de vista bíblico sobre la moral sexual, los jóvenes tienden a pensar que todo el mundo está haciendo lo que quiere con su sexualidad. Esta es una clara impresión que se da en el espacio de Internet.
¿Se da usted cuenta que 4 de cada 10 adolescentes están poniendo mensajes sexualmente insinuantes en el Internet? El otro 39% de chicos adolescentes y 38% de chicas adolescentes dicen que ellos han recibido mensajes de texto o correos electrónicos que originalmente fueron enviados a otra persona y que luego alguien se los pasó. Eso sin duda, les parecerá a nuestros hijos que el mundo entero a su alrededor, incluyendo a sus amigos íntimos, están envueltos en relaciones sexuales fuera del matrimonio. Nosotros, sin embargo, sabemos que no todo el mundo “lo está haciendo,” pero la percepción de nuestros hijos se convierte en su realidad.
La ironía es que muchos adultos cristianos tienden a pensar que ninguno de sus hijos están sexualmente activos, mientras que sus mismos hijos piensan que todo el mundo “lo hace”. Esta ironía también es prevaleciente y contagiosa.
Si usted es de alguna nación fuera de los Estados Unidos, posiblemente esté diciendo, “Josh, nosotros no tenemos este problema. ¡Nuestra cultura es diferente!”
No, no lo es. El Internet ha envuelto ya a todas las culturas, aún la suya.
¡Usted solo se imagina que no tienen ese problema!
De los diez países del mundo que entran a los sitios de pornografía más cruda, llamada triple X, (XXX) seis son países latinoamericanos:
# 1. Bolivia # 6. Perú
# 2. Chile # 7. México
# 4. Ecuador # 10. Colombia
Una posible razón es porque en esos países un alto porcentaje de su población es menor de 25 años.
Ninguna cultura, ninguna iglesia, ni una sola persona, ya sea cristiana o no cristiana, es inmune a este agresivo intruso.
Debemos despertar al hecho de que tenemos hoy una cultura global… y que ahora todo es “digital”. Ninguna barrera cultural, política o espiritual parece detenerla. La cultura ha sido marginada y dominada.
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