Por Andrés Carrera
Por mucho tiempo he insistido que Hollywood es la nueva fuente de filosofía de vida. En siglos anteriores eran los filósofos o los religiosos, hoy los que les dicen a la gente lo que está bien son las películas y los shows de televisión.
Podemos mirar esto cuando vemos el fenómeno de la homosexualidad. Algo que era totalmente ofensivo para la sociedad hace apenas 30 ó 40 años, empezó a ingresar en nuestras vidas por la vía de las comedias. En toda producción cómica había un homosexual que nos hacía reír, hasta que llegó el tiempo en que ya se pudo utilizarlo como el centro de atención de una película y terminó siendo aceptado por todos.
Hoy los filósofos de Hollywood, empiezan una nueva carrera por cambiar nuestra ética y han utilizado otra vía igualmente marquetera: el romanticismo.
Basados en un libro, que luego dividieron en tres partes, llega hasta nosotros una película llamada “50 Sombras de Grey”, en donde el protagonista, un sádico abusivo, pasa a ser el héroe del momento, en lugar de alguien a quien se considera como un enfermo.
Este hombre, un millonario extremadamente atractivo, empieza a acosar a una joven con el único objetivo de llevarla a que acepte un juego sexual de dominador y sumisa, al que ella debe entrar “voluntariamente”.
Años atrás hubo una película sobre esto que se llamó “9 Semanas y Media” donde los protagonistas estaban definitivamente mal de la cabeza y la película los dejaba ver así. Por el contrario, en esta historia, el sádico es un hombre apuesto con un “pequeño defecto”, y de quien es fácil para el auditorio sentir pena, pues fue abusado de niño, y hasta enamorarse de él, pues es un ser humano casi ejemplar.
Tengo más de 20 años aconsejando parejas, y puedo decirles sin temor a equivocarme que este personaje no existe. El problema es que la gente que no conoce (como su hija y la mía), pueden creer que esto es algo aceptable y hasta disfrutable en un momento determinado.
No existe un abusador que no crea que la abusada no es de su propiedad, que no le quite la autoestima por completo a su víctima y que no use su dominación para que todo se haga para cumplir sus deseos, como única meta de la dominada.
La protagonista de la película resultó ser virgen antes de encontrarse con este hombre, lo que le da todo un campo abierto a él para la manipulación y el dominio. Ella tiene una lucha, pero poco a poco se va dejando dominar, hasta que el dolor es demasiado para ella y se va, aunque sé que en los siguientes libros ella regresa y la saga continúa.
Lo que me sorprende es que ante esto, no estamos viendo la pasividad que tuvimos con las comedias y la homosexualidad, sino que ahora tenemos verdaderos “fans” de esta obra, especialmente, créalo o no, las personas que más agraviadas deberían sentirse ante este intento de deshumanizarlas: las mujeres.
Lo que he oído es sencillamente impresionante, viniendo de un grupo de personas que se ofenden cuando escuchan que la Biblia dice “mujeres sométanse a sus esposos”, y a las que hay que explicarles el contexto para que comprendan que no se habla de nada parecido a la esclavitud, puesto que de hecho, esta sumisión de uno a otro se nos pide a todos.
No puedo dejar de sorprenderme cuando mujeres de 30 a 40 años, leen el libro y les parece una historia de amor, que dicen que los hombres no entendemos. Puedo comprender, que puesto que las mujeres se excitan por lo que escuchan y no por lo que ven como los hombres, el leer un libro como este que es claramente “pornografía dedicada a mujeres” y que eso les llame la atención. Pero de ahí, a pensar que estos son comportamientos que provoquen un suspiro de amor en una mujer, creo que hemos perdido la cordura.
El abuso jamás será romántico, y todos los seres humanos que pensamos que el amor es cuidar de la persona amada, que todo ser humano merece respeto pues fue creado por Dios, debemos repudiar este intento de publicidad sobre uno de los comportamientos más detestables del ser humano: su necesidad de ejercer poder sobre alguien indefenso.
Mi pregunta es: ¿qué es lo que sigue? Que hagamos una película romántica sobre la pedofilia.
Desde este lugar alzo mi voz de protesta, contra este intento de hacer ver lindo uno de los deseos más bajos del ser humano. De hacer ver como algo sensual el deseo de dominio de una persona sobre otra. De cambiar la mentalidad de la sociedad para que acepte como normal, y quizás aún deseable estos “juegos de amor”, que no son otra cosa que un intento de denigrar a otra persona.
Por favor, observe lo que leen sus hijas, aprenda a discernir lo que hay detrás de una bonita historia, y a decir no al veneno, por muy bien empaquetado que venga.
Permítame dejarlo con una pregunta: ¿Es ese el hombre que usted quisiera para sus hijas? Y si la respuesta es no, entonces evitemos que les manipulen las mentes, para que crean que eso es un hombre que las ama.
Si la respuesta es sí, entonces no hay esperanza para una sociedad que cada vez acepta pasiva la nueva moralidad que los cineastas nos presentan, y que vamos a nuestra destrucción con la misma actitud que las ovejas al matadero.