La Encarnación: Cuatro Preguntas Fundamentales (1)

Por Andrés Carrera

No hay doctrina más importante en el cristianismo, que la que dice que Dios se hizo hombre y vino a habitar entre nosotros. Todas nuestras creencias dependen de esta verdad fundamental y por eso, es el centro de ataque de las filosofías y religiones antagónicas al cristianismo bíblico.

Por tanto, he considerado importante informar a ustedes las cuatro preguntas más importantes sobre esta doctrina y sus respuestas, puesto que la importancia de ella exige que la podamos defender y compartir sin ninguna duda.

Comparto con ustedes entonces la primera pregunta y las respuesta de Kenneth Sample, principal  académico de filosofía y apologética del ministerio “Reasons to believe”

¿Por qué es importante la doctrina de la Encarnación?

Se ha dicho que “el cristianismo es Cristo”. El significado detrás de esta afirmación es, por  supuesto, que Cristo es el centro y el corazón de la verdad cristiana histórica. El mensaje del  evangelio cristiano es la persona, la naturaleza y la obra de Jesucristo. El teólogo británico Alister E. McGrath describe clara y efectivamente el exclusivo enfoque Cristo céntrico del cristianismo: “Si el cristianismo tiene un centro, es Jesucristo. Es imposible que el cristiano hable de Dios, la salvación, o la adoración, sin traer a Jesús a la discusión, ya sea explícita o implícitamente. Para los escritores del Nuevo Testamento, Jesús es una ventana a la naturaleza, el carácter y los propósitos de Dios. Jesús es el fundamento de la salvación. Desde los tiempos del Nuevo Testamento en adelante, los cristianos han adorado a Jesús como el Señor resucitado y el Salvador del mundo.”

A la luz de este enfoque Cristo céntrico, la doctrina de la Encarnación tiene una enorme importancia para los cristianos. Al examinar la Encarnación la persona y la naturaleza de Cristo son claramente reveladas, y es directamente debido a su identidad (como el Dios-hombre) que Él es capaz de realizar su obra de redención. Dios el Hijo, la segunda persona de la Trinidad, adoptó la naturaleza humana y entró en el mundo del espacio-tiempo. Viviendo y obrando aquí de una manera que está abierta a la investigación histórica, él proveyó redención para la humanidad pecadora. Como el Dios-hombre, solo Él fue capaz de representar a Dios y a la humanidad, y de proveer la  redención por medio de Su vida perfecta, su muerte sacrificial y su gloriosa resurrección física de entre los muertos.

Puesto que Cristo es el centro de la doctrina y de la verdad cristiana, Su identidad es de vital importancia. De ello se desprende, por tanto, que la doctrina de la Encarnación que revela su identidad es la base sobre la cual se construye toda la doctrina cristiana. Esto se ve claramente cuando uno comienza a analizar de cerca algunos de los principios centrales de la fe cristiana. Por ejemplo, considere lo siguiente:

  1. La existencia y las características de Dios: Aunque uno puede saber muchas cosas importantes acerca de Dios a través de la revelación general (es decir, a través del orden de la creación, del ordenamiento providencial de la historia, y de la conciencia humana), sin la Encarnación el hablar de Dios es altamente especulativo y el llegar a conocer a Dios personalmente es prácticamente imposible.
  1. La Trinidad: Las otras dos personas de la Deidad, el Padre y el Espíritu Santo, son entendidas y apreciadas exclusivamente a la luz de la persona y naturaleza revelada de Cristo. La Encarnación ilumina la gran verdad de la naturaleza trina de Dios.
  1. La Expiación: Sólo Jesucristo, quien es Dios y hombre, es capaz de ofrecer a sí mismo como un sacrificio que reconcilia a un Dios santo con la humanidad pecadora. Cristo pudo hacer lo que hizo redentoramente (la acción de proveer salvación) porque Él es lo que es ontológicamente (su naturaleza: el hecho de ser el Dios-hombre).
  1. La Resurrección: Una resurrección corporal que vence a la muerte sólo es posible para el Dios-hombre (Romanos 1: 3-4).
  1. La Justificación: Los seres humanos son justificados ante Dios por medio de la fe (confianza personal) en la persona de Jesucristo. La base de la absolución de la humanidad ante el Padre está directamente vinculada a las acciones del Salvador divino-humano en la cruz.

La doctrina de la Encarnación toca e influye en cada área de la teología cristiana. El cambiar o distorsionar la identidad de Jesucristo es destruir la esencia de la fe cristiana (2 Cor. 11:3-4; Gál. 1:6-9.). Jesús instruye específicamente a sus discípulos y a otros que consideren y reflexionen sobre su verdadera identidad (Mat. 16:13-16; 22:41-46; cf. Sal 110.). Jesús advirtió a algunos de los líderes judíos de su tiempo que sus destinos eternos dependían de si reconocían y lo aceptaban como quien él realmente era (Juan 8:23-24, 28, 52-53, 57-58). Jesús y los apóstoles también advirtieron a la iglesia sobre el peligro siempre presente de falsos Cristos (Mateo 24:4-5, 11, 23-24; 2 Cor. 11: 3-4, 13-14; Gálatas 1:6-9; 1 Timoteo 4:1-2; 2 Tim 4:3; 2 Pedro 2:1-2.; 1 Juan 2:22-23; 4:1-3; Judas 3).

La próxima semana compartiré con ustedes la segunda pregunta sobre esta doctrina básica para el cristianismo bíblico.

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