Por: Andrés Carrera
El artículo de hoy tiene la finalidad de refutar las “verdades” de vida y bíblicas que el pastor Jiménez dijo en su prédica luego de los sucesos de Orlando.
Comenzaré por los pasajes que usó para “probar” que no debíamos entristecernos por estos acontecimientos, pues Dios los ha abandonado:
- Jueces 19:22 y Génesis 19.- Estos versos los usó sólo para demostrar que el homosexualismo ha sido repudiado por Jehová siempre, de manera que hasta aquí estamos de acuerdo, pero debemos destacar que no es el único pecado que Dios aborrece, sino que hace lo mismo con todos, y si vemos otros pasajes nos daremos cuenta de que lo mismo es con la idolatría, solo para dar un ejemplo.
- Romanos 1:26 al 32.- La forma como empleó este pasaje es simplemente patética. Hizo como si el razonamiento de Pablo había empezado en el versículo 26, y que todo lo que dice, incluidos los pecados del versículo 29 se refiere a los homosexuales, a quienes entonces Dios entregó a pasiones vergonzosas y son dignos de muerte.
Pero cuando uno va más atrás en el pasaje, se da cuenta que el problema empieza con un ser humano que quiere ser como dios y que está dedicado al egoísmo y la idolatría. Tanto así, que llega a pasiones vergonzosas. Es decir, para Pablo es el hecho de no reconocer a Dios es lo que llevó a esa generación romana (reconocida por los historiadores como la más perversa y depravada de todas) al pecado de homosexualidad y a los otros listados en los versículos 29 y 30.
El homosexualismo según este pasaje, no es más que otra depravación más del humano que se ha convertido en su propio dios y que se ha entregado a sus más bajos deseos.
- Judas 7 y 8:2 Ped. 2:6 al 12.- Aquí, si vemos ambos contextos, nos encontraremos que no sólo condena a Sodoma y Gomorra, sino también a otros como la generación de Noé, y que habla de ellos como ejemplos de los que se separan de Dios y lo que cosechan con sus creencias y conductas.
- Levítico 20:13.- Otra vez el pasaje empieza con la idolatría que producía sacrificios de niños al dios Moloc y de ahí va a una serie de pecados sexuales donde se incluye la homosexualidad, pero hay adulterio, aberraciones con animales, ver desnudez, tener relaciones con mujer menstruosa, etc. si vemos más adelante la misma ley pide que mueran los que infringen el sábado. Espero que al pastor Jiménez no se le ocurra decir “bien hecho” si asesinan a un grupo de personas que son adúlteros.
- 2 Rey.23:7.- Cuando el rey Josías mandó a destruir las casas de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, no nos habla de homosexuales, que podrían estar o no durante el rito religioso que consistía en acostarse con una prostituta. Otra vez nos encontramos con una forma de adoración idólatra.
Creo que debemos agradecer lo mal que este pastor interpreta la Biblia, no vaya a ser que se dé cuenta que el principal problema es la idolatría y crea que está bien asesinar a quienes practiquen dichos ritos.
Es evidente que el odio a los homosexuales evita que este hombre y otros como él, se enfoquen en los principios de Dios que están desatendiendo al opinar como lo hacen.
Hablemos primero del hecho que es el amor el que cambia a la gente, y que si bien Dios condena el pecado, este no se lo combate poniendo al pecador en un paredón como aconsejó el pastor Jiménez, sino mostrando que estamos genuinamente interesados por estas personas.
Segundo, ¿cómo sabe este señor que todas las víctimas eran “sodomitas” y cómo era la vida de cada uno? Qué tal, si había alguien que estaba acompañando un amigo, o alguien que estaba luchando por salir de ese comportamiento al que se metió porque lo violaron de pequeño.
¿Qué hacemos con la misericordia que Dios? O solo en este caso lo que hay es solo su ira. ¿De dónde sacamos que yo puedo juzgar el comportamiento de cada persona asesinada en ese bar? La gente resiente al liderazgo cristiano precisamente por cosas como esta, en donde hablamos como que fuéramos superiores moralmente a ellos. Si el pastor Jiménez alguna vez ha mentido, entonces es tan culpable a los ojos de Dios como cualquiera de las personas asesinadas.
Encima de todo, este hombre usó estadísticas mentirosas, fácilmente rebatibles cuando dijo que todos los homosexuales eran pedófilos (no todo homosexual lo es) y excluyó a los que son pedófilos heterosexuales. De hecho, si queremos hablar de estadísticas hay más pedófilos heterosexuales que homosexuales.
Tercero, yo quiero saber qué hacemos con el siguiente versículo: “Diles: Tan cierto como que yo vivo afirma el Señor omnipotente, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?” (Ez.33:11).
¿Quién nos dio el derecho para usar algunos versículos de la Biblia para darle rienda suelta a nuestro odio y lanzarlo como una verdadera condena para tanta gente?
¿Cómo sabe este pastor que alguno de ellos no podía proceder al arrepentimiento antes de morir? Que fácil que es ser juez, jurado y verdugo y despedazar la fórmula que Cristo nos dejó para llevar a otros a que lo conozcan: Su amor.
Mientras los cristianos creamos que somos mejores moralmente que otros y que condenarlos debe estar por encima de amarlos, continuaremos dándole la razón a las palabras de Gandhi: “A Cristo realmente lo admiro, son los cristianos los que no me agradan”
Esperemos que usted y yo hagamos todo lo posible porque el mundo vea que si existimos cristianos que estamos más preocupados de ser como Cristo, que de condenar a personas.
Tal vez, solo tal vez, con ese comportamiento salvemos a alguno, porque con el del pastor Jiménez le aseguro que no traeremos a nadie a los pies de nuestro Señor, que debiera ser nuestro motivo de vida.