Por: Andrés Carrera
Este mito lo explican así: El Señor le dio a Adán el control del planeta, un derecho legal que lo hacía casi un “dios” sobre la tierra, y cuando este pecó, le cedió este “contrato” a Satanás, quien de ahí en adelante gobierna este mundo casi que a su antojo, excepto por lo que los creyentes logran al “guerrear” contra estas huestes de maldad, arrebatándole de esta forma, a los seres humanos que tiene atrapados y necesitan ser liberados.
Analicemos estos argumentos a la luz de la Escritura:
1.- Lo que le ofreció Dios a Adán.- El verso bíblico en cuestión dice lo siguiente: “Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo” (Gen.1:28).
Como usted verá no hay nada aquí sobre controlar cosas como el clima o los nacimientos, sino sobre los animales. De hecho, cuando Dios castigó al hombre no le quitó esta potestad que la humanidad tiene hasta ahor
2.- Satanás es el dios o gobernador de este mundo.- Pablo y Jesús respectivamente se refirieron con estos títulos al diablo, pero eso no significa que él tiene potestad absoluta, ya que Cristo dijo en Mateo 28:18 que Él tenía toda potestad, por tanto, Satanás solo puede hacer lo que Dios le permita. Los títulos dados quieren decir es que a él le sirven todos los seres humanos que no han nacido de nuevo, lo sepan o no.
3.- Satanás aseguró que le podía dar a Cristo los reinos del mundo.- Esto lo hizo en Luc. 4:5 al 8, y esta declaración nos invita a hacernos ciertas preguntas inevitables:
¿Siendo Satanás el príncipe de las mentiras, porque debemos creerle esta declaración? ¿Estaba dispuesto a cumplir esto o era solo una más de sus tretas para lograr que lo sirvan? ¿Si esto es verdad, porque en el libro de Daniel 4:17, 25, 32 y 5:21, se nos dice que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres?
Hay muchas otras escrituras que prueban fehacientemente el hecho de que Dios no perdió control sobre el mundo cuando el hombre pecó. La Biblia repetidamente afirma que Dios siempre ha tenido y siempre tendrá completo control sobre todo. El diablo sólo puede hacer lo que Dios le permite hacer.
Arranquemos por Job 1 y 2 donde se nos deja ver que Dios le da permiso a afligir a Job, pero no a tocar su vida. Sigamos con 1 Samuel 16:14 donde Dios envía un espíritu inmundo a Saúl o el de división que mandó en Jueces 9:23.
Si queremos ejemplos del Nuevo Testamento podemos ver Lucas 9:1 y 10:19 donde Cristo les da a sus discípulos potestad y autoridad sobre los demonios, o el permiso que le dio Cristo a Satanás de zarandear a Pedro en Lucas 22:31.
Estas reflexiones deberían ser suficientes para no creerle, pero démosle el beneficio de la duda y digamos que dijo la verdad, entonces el que le dio esa autoridad fue Dios, no el pecado de Adán. Es como si Dios le hubiera dicho que puede gobernar sobre los que no se sometan a Él, y que puede seguir gobernando sobre su mundo de tinieblas, que ya dominaba antes de la creación de Adán.
No hay duda que la imaginación de ciertas personas lleva a algunos cristianos a pensar que necesitamos hacer cosas para quitarle la autoridad a Satanás, cuando la autoridad total la tiene Dios.
Nos dedicamos a ir a los edificios más altos de las ciudades a derramar aceite, o a hacer oraciones “guerreras” para quitarle la potestad que disque Adán le dio, cuando lo que deberíamos estar haciendo es aprendiendo más sobre Dios, que es quien tiene todo poder y potestad sobre todos los reinos.
Es inconcebible para mí, que perdamos nuestro tiempo y energía en ganar una pelea que ni nos corresponde pelear, y que peor que eso, ya está ganada, ya que Dios tiene todo bajo control y no necesita de nuestro guerrear espiritual para lograr eso.
Qué tal si nos dedicamos a salvar almas en lugar de asustarlas con nuestros gritos, derrames de aceite, oraciones estridentes y cosas por el estilo, que lo único que logran es que no quieran saber nada de nuestro Salvador, no por Él sino por lo mal que lo presentamos, a aquellos que no lo conocen, con este tipo de acciones.
Adán nunca tuvo total control sobre este mundo y Satanás tampoco lo tiene, el único que lo tiene es Jehová. El resto es cuento.