Por: Andrés Carrera
MITO 2: “Existen constantes batallas en el mundo espiritual entre los ángeles de Dios y los ángeles de Satanás. El resultado de estas batallas se determina por nuestra guerra espiritual”.
Vimos en el artículo anterior que en el libro de Apocalipsis se menciona que un día habrá una guerra en el cielo entre Miguel y sus ángeles y Satanás y sus ángeles. Además de esta, sólo existe otra batalla angélica que la Escritura menciona, que se encuentra en el capítulo diez de Daniel.
¡La cantidad de verdaderas leyendas urbanas que crean sobre este pasaje es realmente increíble!
Primero, debo aclarar que no es una batalla ni la mención de Judas sobre la disputa por el cuerpo de Moisés entre Satanás y Miguel (Jud. 1:9), ni tampoco el pasaje donde Eliseo hace que su sirviente vea carros de fuego, que asumimos que están conducidos por ángeles (2 Reyes 6:15 al 17).
Lo que no podemos asumir es que porque estos carros estaban ahí iba a haber una batalla, porque algunas veces en la Biblia ellos aparecen para ejecutar la ira de Dios como por ejemplo en 2 Reyes 19:35 con la matanza de los soldados asirios.
Con todo esto, analicemos lo que se nos cuenta aquí.
Daniel nos cuenta que había estado apesadumbrado por algunas semanas durante el tercer año del reinado del rey Ciro, rey de Persia, cuando un ángel lo visitó cerca del río Tigris. El propósito de la visita de este ángel fue para mostrar algunas cosas sobre del futuro de Israel. Durante esta conversación, el ángel, que no es nombrado, le dijo a Daniel:
“Entonces me dijo: Daniel, no temas, porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”(Daniel 10:12-13).
Cuando el ángel estaba a punto de irse de la presencia de Daniel, le dijo:
“¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad: nadie me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe” (Daniel 10:20-21).
Algunas conclusiones podemos sacar de estos pasajes:
1.- La oración de Daniel había sido contestada, pero una presencia espiritual había impedido que llegara.
2.- Hay ángeles más poderosos que otros, y este ángel en particular requirió la ayuda de Miguel para completar su viaje.
3.- Los ángeles de Dios no son todopoderosos y pueden entrar en pleitos contra los demonios.
Hay varias preguntas incontestadas en este pasaje, por ejemplo:
¿Por qué Dios no envió a Miguel desde un principio a darle el mensaje a Daniel y así no hubiera existido un retraso de tres semanas?
¿Por qué no fue Dios personalmente, o por qué no le habló a Daniel, o por qué Dios no llevó a Daniel temporalmente al cielo para darle el mensaje?
No podemos contestar ninguna de esas preguntas, pero acaso ¿prueba este pasaje que hay constantes batallas en el mundo espiritual entre los ángeles de Dios y los ángeles de Satanás?
Por supuesto que no. Tan sólo prueba que hace miles de años hubo una lucha por tres semanas entre uno de los ángeles más débiles de Dios y uno de los ángeles de Satanás llamado el “príncipe de Persia”, una batalla, que si Dios hubiera querido, jamás se hubiera llevado a cabo. La única otra batalla angélica mencionada en toda la Biblia es la futura guerra en el cielo, escrita en el libro de Apocalipsis. Eso es todo. Pueda que hayan ocurrido otras batallas angélicas, pero si las hubo, no tenemos ninguna información al respecto.
¿Prueba esta historia de Daniel y el príncipe de Persia que nuestra guerra espiritual (que supuestamente libramos a través de oraciones, declaraciones y decretos) puede determinar el resultado de las batallas angelicales? Tal afirmación asume dos cosas que no están basadas en las escrituras:
1.- Que hay batallas angelicales regularmente, y
2.- Que nosotros podemos influir en el resultado de estas.
Los promotores de este mito nos dicen: “¿qué hubiera pasado si Daniel se hubiera desilusionado y se hubiera dado por vencido en un solo día?” La respuesta de ellos, que obviamente sale de sus suposiciones, es que el hecho de que Daniel no cesó de buscar a Dios en oración hasta que el ángel desconocido llegó, fue lo que logró que Miguel vaya a su encuentro y libere al ángel.
Para concluir con las suposiciones, nos dicen, que lo que Daniel hizo al orar fue guerrear contra Satanás, es decir, que oró como usted seguramente a oído hacer con frases como “declaro que no tienes potestad sobre mí y los míos” o “decreto que todo lo que Satanás tiene en su mano debe ser soltado”.
Nada de lo escrito en estos pasajes nos da justificación para pensar de esta manera, y en ningún momento se nos dice que nuestras oraciones, ni siquiera las tipo “guerrero” provocan algo en el mundo espiritual, que no sea que nuestras oraciones son escuchadas por Dios siempre, aunque parezca que no. Ellos quieren hacernos creer, que nosotros como Daniel, debemos continuar en la batalla espiritual, pues, de lo contrario, un ángel maligno le ganará la batalla a un ángel de Dios.
Observemos que Daniel no estaba “haciendo guerra espiritual”, pues él tan sólo le oraba a Dios. No se menciona que Daniel estuviera diciendo algo a ángeles malvados o reprendiéndolos por algo, o “guerreando” contra ellos. Daniel, de hecho, no sabía que se estaba llevando a cabo una batalla angelical hasta que pasaron tres semanas y el ángel se le apareció. Él pasó esas tres semanas ayunando y buscando a Dios.
Por otro lado, el ángel nunca le dijo a Daniel, “qué bueno que te mantuviste orando, porque de lo contrario nunca hubiera podido llegar”. No, el ángel le dio el crédito a Miguel por su llegada. Obviamente, fue Dios quien envió a este ángel y a Miguel, y los envió en repuesta a la oración de Daniel para que el futuro de Israel fuera entendido.
Sería un disparate pensar que si Daniel hubiera dejado de orar y ayunar, Dios hubiera dicho, “bueno ángeles, Daniel dejó de orar y ayunar, así que aunque había enviado a uno de ustedes a darle un mensaje, olvídense de eso y no le den el mensaje a Daniel. Parece que nunca existirán los capítulos once y doce del libro de Daniel”.
Para terminar, hay una serie de ejemplos en la Biblia donde los ángeles les dan mensajes a personajes bíblicos, donde no se incluye ninguna mención acerca de una pelea contra los ángeles malvados al venir del cielo.
Si nos dedicáramos a buscar la voluntad de Dios en nuestra vida, y dejar todas estas “leyendas urbanas”, seguramente nuestras vidas reflejarían a Cristo y no esta especie de fanáticos espirituales, que lo que hacen es asustar a los que no conocen al Señor.