Mito # 6: «La guerra espiritual en contra de espíritus territoriales abre las puertas para un evangelismo efectivo»

Por: Andrés Carrera

Como usted verá este es una variación del anterior, ya que al derribar fortalezas encontraremos menos resistencia en la gente, ya que no hay influencia demoníaca que les haga rechazar el evangelio, que los haga enceguecer, por tanto, nuestra tarea principal de llevar personas a los pies de Jesús se facilita.

El problema con este razonamiento que suena lógico es que no es bíblico, y no lo usó ningún apóstol ni sus seguidores, y el retirar a los engañadores, en caso que pudiéramos, no nos garantiza el éxito.

Es una verdad bíblica que a los incrédulos, Satanás los ha cegado: “pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto, esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2Corintios 4:3-4).

La pregunta es, ¿por qué Pablo no continuó el razonamiento diciéndonos que hagamos guerra espiritual y derribemos fortalezas y que con eso solucionaríamos el problema? No lo hace ahí ni en ningún otro lado.

Es un reduccionismo total pensar que la única razón por la que la gente no se convierte es porque Satanás los ha cegado. Esa puede ser una razón, pero la principal es el pecado y la dureza del corazón de los hombres (Ef.4:17 al 19), que quieren seguir siendo el dios de sus vidas.

Si Dios quiere que todo el mundo se salve y las huestes de Satanás fueran el único impedimento para el masivo éxodo de las personas hacia la fe en Jesucristo, Él mismo destruiría ese impedimento, porque entonces no sería de total responsabilidad del ser humano el perderse y eso es contrario a lo que la Biblia enseña y principalmente al carácter justo de Dios, quien no permitiría que alguien no lo conozca sin ser su responsabilidad.

Además, ¿cómo explicamos el hecho de que hay personas que sin hacer todo esto salen de la ceguera y dan su paso de fe y aceptan a Cristo como Señor y Salvador?. ¡Qué manera de destrozar la doctrina!

Que quede claro, la principal razón del porqué la gente permanece sin ser salva. Ellos cargan su misma culpa. Satanás solo suple las mentiras que ellos quieren creer.

En la parábola del sembrador, Jesús es muy claro:

El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron…..Esta es, pues, la parábola: la semilla es la Palabra de Dios. Los de junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra para que no crean y se salven” (Lucas 8:5, 11-12).

Note que la semilla, que representa el evangelio, cayó en el camino y fue pisoteada. Luego de eso, las aves que representan a Satanás se la llevan. Pero ¿qué paso primero? Primero la gente la pisoteó y el diablo solo robo la Palabra de los que habían endurecido sus corazones. El primer problema se dio con el suelo que estaba duro, permitiendo así que las aves tomaran las semillas.

Otro problema con este razonamiento, es que asume que las personas están ávidas de encontrarse con Jesús cuando es precisamente lo contrario, y quien más para dar testimonio al respecto que nosotros, que llegamos a Cristo casi que a pesar de nosotros mismos. Creíamos en muchas cosas, pero no en un Salvador y en servir al Señor, sino en cualquier cosa que nos hacía sentir bien: buenas obras, meditación, reencarnación, ateísmo, etc. Pero, cuando nos humillamos y creímos la verdad, se acabó nuestra ceguera.

Como ya he dicho en otro artículo, no voy a discutir si los demonios son territoriales o no, puesto que sale del área de lo bíblico, lo que si se, es que el reino de Satanás es el de la oscuridad (Colosenses 1:13), y lo combato sacando la verdad a la luz para que las personas puedan ver otra cosa que las mentiras de él, que es lo que se llama oscuridad espiritual.

Este reino entonces es uno de creencias falsas, nada veo sobre si es territorial o no.

La liberación, si así quieren llamarlo, viene de proclamar la verdad (Juan 8:32) y no de andar combatiendo ni al “hombre fuerte” ni a las “fortaleza”.

La obligación de cada creyente y de la iglesia, es entonces, proclamar el evangelio en todo lugar, haciendo que la luz se abra paso en tanta oscuridad, y la gente al verla podrá elegir cuál de las dos desean. Mientras estamos sin evangelizar las personas que no conocen a Cristo no tienen otra opción que las sombras.

Debemos hacer lo que hicieron los apóstoles y sus seguidores, proclamar las buenas nuevas de Jesús, el resto, puede que creamos que sirve, pero dista mucho de ser una práctica enseñada en la Escritura.

Véalos orar en el libro de los Hechos y observe como lo que pedían era fortaleza para predicar con denuedo y no callarse, jamás liberación de demonios territoriales.

Se encuentra con una posesión demoníaca, libere a la gente, pero dejemos esta práctica de andar inventando que están por todas partes porque parecemos el chico de la película “Sexto Sentido” que solo ve gente muerta, cuando nuestro propósito es proclamar la vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor.

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