¿Es pecado bailar?

Por: Andrés Carrera

Cuando uno lee el AT, se encuentra con que el pueblo judío, era un pueblo bailarín, que danzaba como muestra de su alegría, y que este arte fue creado por Dios. Tendré por siempre la imagen en mi cabeza de una película en blanco y negro, creo de los años 50, llamada Zorba el griego, donde el protagonista (Anthony Quinn) un judío griego, baila en la playa de una manera espectacular, una típica danza semita.

Para muchos cristianos este es un tema que los llena de ira solo con la pregunta, porque para ellos es cuestión de santidad de vida y separación del mundo, para que la gente vea que nos negamos a placeres contaminantes.

Por otro lado tenemos a las personas que ven en la restricción a bailar un tropiezo para escuchar a los “evangélicos” puesto que les parece una prohibición absurda y legalista. Empiezan a creer que estamos en la religión del “no” a todo, donde toda diversión es pecado y nada se puede hacer.

Quisiera proponer entonces algunos razonamientos para que veamos cuando una acción que no está condenada en las Escrituras, explícitamente se puede o no volver pecado:

1.- ¿Cómo lo hago?.- Hay muchos bailes que incitan a la inmoralidad por sus movimientos como el perreo que es prácticamente sexo con ropa o algunas formas de reggaeton que incitan a la lascivia. También hay canciones inmorales como Felices los Cuatro.

Entonces la pregunta es, ¿qué estoy bailando?, ¿qué expreso al bailar?, y ¿qué letras destructivas estoy permitiendo que entren a mi mente mientras lo hago?, por tanto el cómo lo hago pasa a ser una pregunta muy importante para decidir si bailo o no.

2.- ¿Con quién lo hago?.- Es una simple diversión, o tengo motivos ulteriores, como pensar que el baile me va a permitir llevar a la otra persona a la cama, porque lo junto con alcohol. Me lleva el baile a permitirme pensamientos pecaminosos con la otra persona. Si es así, entonces el baile lo está conduciendo al pecado.

3.- ¿Dónde lo hago?.- Es en una discoteca, bar o cabaret, porque nada tiene que hacer un creyente en esos sitios. Distinto es en un ambiente familiar o de amistad donde lo estamos haciendo por diversión entre amigos o conocidos.

Como siempre, la mayoría de artículos míos, no tienen el objetivo de decirle lo que tiene que hacer, sino ponernos a razonar de que hago con ciertos comportamientos, que no están tipificadas en la Palabra explícitamente como pecados, pero que pueden separarme de Dios.

Es razonar versículos como: «Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine (1 Corintios 6:12). Porque mucho de lo que hay en la vida puede ser utilizado para Dios o para perdición, y el problema no es el hacerlo sino cómo lo utilizo. Un ejemplo claro es el dinero que no es ni bueno ni malo en sí, pero cuando lo utilizo sabré si lo estoy usando para bendición o no.

Es también tener claro, que siendo mi cuerpo templo del Espíritu Santo, hay lugares donde un hijo de Dios no debería estar, pues en esos lugares se está dando rienda suelta al pecado.

Por tanto, en mi opinión, debemos entender con claridad que hay cosas que podemos hacer, porque a mí no me causan problemas de conciencia, mientras hay otras que no puedo por el mismo motivo, pero que no debemos criticar si otro creyente no lo ve así.

Permítame darle dos ejemplos:

  • Un alcohólico no puede permitirse tomarse un trago a pesar de que la Escritura no lo prohíbe explícitamente, debido a que no puede parar y llegará a permitir que esta sustancia lo controle y ya no Dios, ahí sí está pecando. Él no puede detenerse, por tanto debe evitarlo porque inevitablemente pecará.
  • Un hombre o mujer a quien el baile ha sido en su vida un medio para terminar en sexo ilícito, o en drogas, debe abstenerse de hacerlo porque eso lo llevará al pecado.

Es mi esperanza de que cada vez que yo toco estos temas, por lo menos a alguno de ustedes amigos lectores, les quede claro que no es de imponer reglas en personas lo que las lleva a ellas a seguir a Cristo, sino mostrar la gracia por encima de legalismos, que solo están para que nuestro ego se suba, porque disque, somos más santos que aquellos que bailan o van al cine.

Es mi esperanza que algún día regresemos a la recomendación de Santiago que está en Hechos 15:19 de no poner otra traba a los no creyentes en Cristo y lo que ellos crean de Él, el resto está demás. Cuando ellos crean, Jesús les dejará ver lo que tienen que hacer.


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