12 Evidencias a favor de la resurrección de Jesús

Hola amigos.

Hoy voy a empezar a enviarles por partes, este artículo sobre la resurrección, que para los que nos congregamos en la iglesia que yo pastoreo servirá de complemento para la serie que empezamos en enero, sobre cómo es la resurrección, la que da nacimiento a la Biblia, ya que debido a ese hecho, ésta se escribió.

Espero esto les dé más evidencia de que nuestra fe está sustentada.

Que tengan todos un feliz año.

Dios los bendiga,

Andrés

12 EVIDENCIAS A FAVOR DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

Por Kenneth R. Samples

Reasons to believe

Artículo Original: A Dozen Evidences for the Resurrection of Jesus

27 de Marzo, 2018

La resurrección de Jesús está en el corazón del cristianismo histórico. De hecho, la resurrección corporal de Jesucristo es una creencia doctrinal central de la fe y la evidencia principal de la verdad de la religión misma. Dada la importancia de la Pascua para los cristianos, es apropiado que consideremos una docena de evidencias a favor de la resurrección de Jesús. Para una mayor profundidad en estos temas, vea los recursos recomendados al final del artículo.

1. La Tumba Vacía de Jesús

Según los Evangelios, 1 después de que Jesús sucumbió a la muerte por crucifixión, algunos de sus seguidores prepararon su cuerpo sin vida para el entierro y lo colocaron en la tumba de José de Arimatea. Tres días después, la tumba fue descubierta vacía, porque el cuerpo de Jesús había desaparecido. La tumba vacía es una parte fundamental de la narración de la resurrección, porque si el cuerpo de Jesús hubiera sido recuperado, entonces hubiera quedado demostrado que el cristianismo es falso, y justo como al comenzar. Como Jesús predijo su resurrección (Marcos 8:31; Lucas 9:22), el no resucitar de los muertos hubiera demostrado que era un falso profeta.

“Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar.”  Marcos 8:31 (LBLA)

“diciendo: El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día.”  Lucas 9:22 (LBLA)

El informe de la tumba vacía de Jesús suena verdadero, ya que el relato emergió en una etapa muy temprana y de varias fuentes, y no hay ninguna buena razón para dudar de ninguna de las personas mencionadas en la historia. Además, la tumba era propiedad de una persona en particular, por lo que no hay una buena razón para pensar que los seguidores de Jesús fueron erróneamente a una tumba equivocada. También, las autoridades judías y romanas tenían los recursos para buscar a fondo el lugar donde fue enterrado si la tumba vacía hubiera sido un mero problema de identidad errónea.

También debe reconocerse que la primera explicación naturalista alternativa para la resurrección presuponía la verdad de la tumba desocupada. Las autoridades judías insistieron en que la tumba estaba vacía porque, según planeaban decirle a la gente, los seguidores de Jesús habían venido en la noche y habían robado el cuerpo (Mateo 28:13).

Mat 28:11  Y mientras ellas iban, he aquí, algunos de la guardia fueron a la ciudad e informaron a los principales sacerdotes de todo lo que había sucedido.

Mat 28:12  Y después de reunirse con los ancianos y deliberar con ellos, dieron una gran cantidad de dinero a los soldados,

Mat 28:13  diciendo: Decid esto: “Sus discípulos vinieron de noche y robaron el cuerpo mientras nosotros dormíamos.”

Mat 28:14  Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros lo convenceremos y os evitaremos dificultades.

Mat 28:15  Ellos tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Y este dicho se divulgó extensamente entre los judíos hasta hoy.

2. Las Apariciones Post Mórtem de Jesús

De acuerdo con las cartas del apóstol Pablo, así como los cuatro relatos de los Evangelios, Jesús apareció vivo después de su muerte en numerosas ocasiones. Se informó que estas apariciones de Jesús fueron de naturaleza física y corporal (él fue visto, oído y tocado) y no puramente espiritual o fantasmal. Las apariciones de resurrección también fueron diversas y variadas en cuanto a que Jesús se apareció a hombres y mujeres, a amigos y enemigos, a personas individualmente, así como a grupos pequeños y grandes de personas, a algunas personas en una sola ocasión y a otras más de una vez, durante el día y la noche, así como en interiores y exteriores.

Es esta naturaleza diversa y variada de las apariencias lo que hace extremadamente improbable, si no imposible, explicar estos encuentros en términos de alucinaciones. Pudo haber sido posible que las mujeres que se encontraron por primera vez con Jesús en la tumba sucumbieron a su inmenso dolor y experimentaron algún tipo de visión de Jesús puramente subjetiva y, por lo tanto, falsa. Pero una explicación puramente psicológica es extremadamente inverosímil en el caso de Santiago, el hermano de Jesús, quien desconfiaba mucho de las afirmaciones de su hermano e incluso pensaba que Jesús padecía de delirio. Y en el caso de Saúl de Tarso, la teoría de la alucinación es completamente imposible. Saúl era un enemigo del cristianismo primitivo y buscaba encarcelar e incluso ejecutar a los cristianos. Comportándose de manera despectiva y violenta contra los primeros cristianos y sus creencias, no exista ninguna posibilidad de que Saúl fuera susceptible de una falsa experiencia sicológica.

También es importante señalar que, si se rechaza la explicación milagrosa de las apariciones de Jesús, entonces se requieren dos explicaciones alternativas naturalistas: una para explicar la tumba vacía y otra para explicar las numerosas apariciones. Pero cuanto más complejas son estas teorías alternativas, es menos probable que sean verdaderas y viables.

3. El Corto Marco de Tiempo Entre los Eventos y las Declaraciones de los Testigos

El apoyo a la naturaleza factual [basada en los hechos] de la resurrección de Jesús de entre los muertos proviene de los testimonios de los testigos que fueron reportados poco después de que sucedieran los eventos. El apóstol Pablo afirma que vio al Cristo resucitado (Hechos 9:1-19; 22:6-16; 26:12-23) y que otros fueron testigos de la resurrección (1 Corintios 15:3) antes de su encuentro personal. Pablo asevera en sus escritos que recibió el testimonio de primera mano de los apóstoles originales de Jesús que fueron testigos de la resurrección de Jesús incluso antes que él.

Hechos 9:1  Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote,

Hechos 9:2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que, si encontraba algunos que pertenecieran al Camino, tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.

 

Hechos 9:13 Pero Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus santos en Jerusalén,

Hechos 9:14 y aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.

Hechos 9:15 Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel;

Hechos 9:16 porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre.

 

Hechos 26:12 Ocupado en esto, cuando iba para Damasco con autoridad y comisión de los principales sacerdotes,

Hechos 26:13 al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía en torno mío y de los que viajaban conmigo.

Hechos 26:14 Y después de que todos caímos al suelo, oí una voz que me decía en el idioma hebreo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.”

Hechos 26:15 Yo entonces dije: “¿Quién eres, Señor?” Y el Señor dijo: “Yo soy Jesús a quien tú persigues.

Hechos 26:16 “Pero levántate y ponte en pie; porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti;

Hechos 26:17 librándote del pueblo judío y de los gentiles, a los cuales yo te envío,

Hechos 26:18 para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.”

 

En la primera carta de Pablo a los Corintios, emplea una declaración de credo sobre la resurrección que data del período más antiguo del cristianismo. 2 Este credo es considerado, incluso por académicos analistas de la Biblia (aquellos que dudan de lo sobrenatural), como parte del kerygma Cristiano original (“proclamación” -representando el más antiguo mensaje de predicación y enseñanza del cristianismo). Esta temprana declaración de fe que Pablo transmite menciona por sus nombres a dos de los apóstoles de Jesús que dijeron haber visto al Cristo resucitado. Estos dos apóstoles son Pedro (uno de los 12 apóstoles originales y principal portavoz del cristianismo primitivo) y Santiago (el hermano de Jesús, quien también fue uno de los primeros líderes apostólicos).

Aquí está la declaración del credo primitivo como el apóstol Pablo lo entretejió en su primera epístola a los Corintios:

“Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí:

  1. que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
  2. que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
  3. que se apareció a Cefas [Pedro] y después a los doce;
  4. luego se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen;
  5. después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles,” 1 Corintios 15:3-7 (LBLA)

 La declaración de Pablo nos da una fórmula cuádruple de la primitiva proclamación cristiana en lo que se refiere a la muerte y resurrección de Jesús:

  1. Cristo murió.
  2. Él fue enterrado.
  3. Él fue resucitado
  4. Él apareció.

Este marco de tiempo evidenciado en el credo primitivo coloca la proclamación original de los primeros apóstoles acerca de la resurrección de Jesús muy cerca del tiempo de la muerte y resurrección de Jesús. Este desarrollo ha llevado incluso a los eruditos críticos del Nuevo Testamento a sorprenderse por el testimonio temprano y confiable evidente en los escritos de Pablo. De hecho, el distinguido académico del Nuevo Testamento James D. G. Dunn declara:

“Esta tradición [de la resurrección y las apariencias de Jesús], podemos estar completamente seguros, fue formulada como tradición dentro de un período de meses después de la muerte de Jesús”.

Por lo tanto, dado el corto intervalo de tiempo entre los primeros testimonios de testigos acerca de la resurrección de Jesús y el evento mismo (una mera cuestión de meses), estos relatos deben considerarse históricamente creíblesClaramente no hubo tiempo para que el mito, la leyenda o el embellecimiento [del relato inventando detalles] se acumularan en torno a los informes iniciales sobre la resurrección.

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