Volvamos a hablar de dinero

Por: Andrés Carrera

Otra de las concepciones cristianas que causan mucho dolor y alejan a la gente de Cristo es el diezmo. Y aunque ya he hablado de él y del uso del dinero, quisiera hacer nuevas reflexiones sobre el tema.

Un amigo a quien no veo hace tiempo me llamó el otro día, con una pregunta que él consideraba muy importante. Ha estado casi tres años o tal vez mas sin trabajo, sus hijos han tenido que dejar de estudiar porque apenas han tenido para comer, y finalmente tiene una fuente de ingreso fija.

Su pregunta era puntual: ¿Es mi obligación pagar el diezmo aunque mis hijos tengan que comer menos por eso, porque necesito pagar deudas?

Mis reflexiones fueron las siguientes:

1.- El diezmo es un concepto del A.T. Era una contribución que se les daba a los sacerdotes, descendientes de la tribu de Leví, puesto que a ellos no se les dio tierra como a las demás, y se les dio a las otras 11 tribus la obligación de mantenerlos entregándoles el 10% de los granos o animales que tenían.

2.- No se podía dar en dinero. Si no podías llevar al animal o los granos al sitio donde estaba el sacerdote, tenías que venderlo, y comprar otro cuando llegaba al sitio de entrega. (Deut. 14: 21 al 27)

3.- Jesús nunca en todo su ministerio pidió dinero. Sabemos que había plata puesto que Juan nos cuenta que Judas era el tesorero y que robaba de lo que debía custodiar. Pero nunca dijo: yo soy un rabino, deben darme dinero para mantenerme. La gente daba porque veían en el ministerio de Jesús algo que valía la pena financiar.

4.- El apóstol Pablo tampoco lo hizo, de hecho, nos dice, que para no ser carga siguió con su negocio de hacer carpas. ( 2 Cor. 11:9)

5.- Cuando se da el primer concilio de la Iglesia en Jerusalén (Hch. 15) cuya agenda era contestar la pregunta ¿Deben los gentiles, hacerse judíos antes de hacerse cristianos? La discusión se generó sobre imponer las leyes a los nuevos cristianos o no y la conclusión fue que no. En la carta que se les mandó a los creyentes gentiles se les indicó solo dos cosas: que no infrinjan las leyes dietéticas judías para no ofender a los hebreos y que se abstengan de inmoralidad sexual ¿Por qué no se les dijo que diezmen?

Debe quedarnos extremadamente claro que estos nuevos creyentes no conocían el Antiguo Testamento. No sabían quién era Adán, ni Moisés, ni sabían los 10 mandamientos, ni las 600 y más leyes. ¿No hubiera sido necesario escribirles que el diezmo era cuestión vital en la vida de fe?

6.- La forma como iglesia primitiva operaba era así: Unos predicadores llegaban a una población. Reclutaban personas para hablarles del Mesías resurrecto y de como Dios se había acercado a nosotros y que Dios era nuestro Padre celestial. Después de eso se reunían en una casa, y con el tiempo dejaban un anciano encargado de esa comunidad. Nadie pensó en hacer templos, eso no vino sino hasta 400 años después, cuando la Iglesia Romana empezó a hacer grandes construcciones, otorgando incluso indulgencias para poder terminarlas.

No se necesita mucho dinero, digo yo, para hacer un movimiento de casas sin tener que construir un templo. No nos urgiría pedir dinero si en este movimiento solo hubiera, como así era, solo una persona por cada 20 o 30 comunidades de fe o grupos de hogar, que fuera trabajador a tiempo completo. Es la “necesidad” de tener templos lo que nos exige tener que conseguir dinero. Así no empezó el movimiento denominado iglesia. ¿Será que por esta necesidad pedimos el diezmo?

Con todas estas reflexiones ¿qué se requiere de nosotros?:

1.- Que tengamos libertad financiera.- Debemos manejar nuestras finanzas para llegar a no tener deudas, y si ya las tenemos, debemos hacer un presupuesto para salir de ellas lo más rápidamente posible y no volver a endeudarnos porque para la Biblia el deudor es un esclavo.

2.- Que seamos generosos.- Solo se puede ser generoso cuando usted destina un porcentaje de su ingreso, no cuando lo hace al azar o cuando lo siente. Es decir, yo dispongo antes que la plata me llegue que porcentaje no usaré para mí y lo regalaré, a fin de que, el dios dinero no tome un papel preponderante en mi vida.

Mientras usted sale de sus deudas, dé el 1% y vaya subiéndolo hasta llegar al monto donde se sienta cómodo de entregar todos los meses, que en mi opinión, lo que puso Dios en el Antiguo Testamento es un buen standard, o sea el 10%. Necesita un plan financiero para llegar a eso.

3.- Sea un dador alegre.- Ese es el principio del nuevo Testamento. Doy porcentualmente y generosamente. Déjeme decírselo claro: si usted tiene 10 años de creyente y sigue pensando que dar el 10% es suficiente usted no ha entendido el reino de Dios.

4.- Vivir con contentamiento.- El otro principio bíblico. Haga su plan para vivir con un porcentaje de sus ingresos y el resto regálelo o ahórrelo. En mi caso recomiendo empezar por vivir con el 80%, ahorrar el 10% y donar el otro 10%.

5.- Donde lo doy.- Es lógico que si usted se nutre de una organización, su iglesia, y en ella lo ayudan a hacer de su hijo un hombre o mujer de bien, que usted viva el cristianismo, donde se hace ayuda social, usted lo entregue allí. Pero no por obligación o porque Dios lo va a castigar, o a no bendecir, o mandar al infierno, sino porque cree en el proyecto y se involucra en él, dando no solo su dinero, sino también su tiempo, como voluntario en algún ministerio de ella.

Qué lindo seria que nuestro movimiento denominado la iglesia, llegara al punto, donde no tenemos que manipular a la gente con amenazas vedadas o promesas mentirosas para que dé, sino que, ellos se saben tan parte del esfuerzo de traer el reino de Dios a su comunidad, que no solo dan alegremente dinero, sino también su tiempo.

No sé si lo lograremos, pero definitivamente vale la pena dedicar nuestra vida a alcanzar la meta de  que la gente que está con nosotros entienda que ese es el único nivel de compromiso que un discípulo tiene.

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