Coronavirus

Por: Andrés Carrera del Río

Hoy más que nunca parece que algunas de las tantas películas apocalípticas que hemos visto se están convirtiendo en realidad. Estamos en pánico, sin darnos cuenta que con ese comportamiento generamos más problemas que la propia enfermedad.

Mercados desabastecidos, gente encerrada, la economía debilitada y entrando en crisis, y un miedo creciente en las personas que ya empiezan a elucubrar que hay más muertos de lo que nos dicen o que a propósito están propagando el virus para facilitar que algunos Presidentes se mantengan en el poder. Es decir, temor esparcido por todos lados, cada vez que alguna institución cancela espectáculos públicos para evitar que aumente el contagio.

En mi país, Ecuador, han declarado la emergencia sanitaria y recomendado que las iglesias de todo credo eviten reunirse los domingos como medida de seguridad y han pedido que se cancelen las procesiones por Semana Santa, cosa que hasta el momento que escribo, la gente se niega a obedecer porque argumentan que así puede lograr que Dios detenga el Covid 19.

Así que, lo que quiero analizar aquí, porque ese es el tema que trataré en esta página, es ¿qué hacemos?¿cómo respondemos como creyentes ante esta problemática? Porqué si nos seguimos reuniendo los domingos y se esparce el virus seremos severamente criticados y cómo evitamos que la gente quiera ir a misa, por ejemplo, los domingos, si para ellos es pecado mortal no acudir en ese día.

En medio de este caos donde se están cancelando conferencias que generan mucho dinero, un hombre conocido como asesor de algunas iglesias evangélicas propone una solución: que aprendamos a usar el internet para tener cultos virtuales, y él ofrece sus “conocimientos” para dar una conferencia vía web sin “costo alguno”, eso sí, solicitando que las iglesias den una “ofrenda” para proporcionarles la clave para que entren a esa charla que les ayuda a resolver el problema. No hay duda que toda crisis trae oportunidades de negocio.

Lo que no sé es si entendemos la desesperación de algunos líderes eclesiales: Si no nos reunimos los domingos en los templos, la gente no diezmará, y si no lo hacen ¿cómo mantenemos el aparato administrativo que nuestras organizaciones tienen? ¿cómo se desarrolla la operación cuando algunas iglesias sobreviven casi que de domingo a domingo y si la gente deja de ir un mes, pueden llegar al punto de ser inoperarables.

Entonces, en esa angustia, estoy dispuesto a escuchar a alguien que dice que tiene la solución para mantener la operación sin que la gente acuda a templos, que me va a decir cómo recabar fondos, cómo predicar para mantener la atención de las personas vía web, y que voy a salir a flote en estos tiempos de incertidumbre.

Ahí, es dónde se me ocurren cosas, que para mí son obvias, pero que las personas se niegan a ver, e increíblemente pienso: ¿Será que Jesús predicó algo al respecto?¿Será que mejor veo lo que dijo y cómo hicieron los primeros creyentes en lugar de buscar medidas del siglo XXI, que tienen respuesta para todo por una módica ofrenda.

Bajo esta perspectiva de “locura” esto es lo que encontré, aunque para algunos de ustedes no será novedad:

1.- Jesús dijo que iba a formar un movimiento que ni el Hades ni la muerte podría contra eso.

2.- El movimiento por 300 años no tuvo un solo templo, sin embargo, creció exponencialmente durante la más dura persecución que se recuerde. En el siglo XXI esa misma estrategia creada por Pablo, ha mantenido vivo el movimiento en China a pesar de que los buscan peor que a asesinos.

3.- Las iglesias en casa, integradas en una red son la solución para bajar costos, enfrentar persecuciones e incluso la imposibilidad de reunirnos en templos como nos sucede hoy, no el salir con ideas de cómo hablar por internet, que solo prolonga el paradigma de templo que tanto daño nos ha hecho.

En este paradigma cientos de oyentes, van a oír a un hombre que supuestamente tiene todas las respuestas, a quien no se le puede discutir sus conclusiones teológicas y un ambiente donde nadie puede hacer teología de la comunidad porque esa voz es la única autorizada.

Si nos ponemos a trabajar y producimos las iglesias en casa, donde se hace comunidad, con coordinadores por grupos de hogares, donde se crece con nuevas comunidades que se van fundando por los miembros del movimiento volveremos al principio y podremos enfrentar la jerarquización excesiva, los costos de mantener templos que evitan que la mayoría de la gente participe en el crecimiento del movimiento, y pueda soportar emergencias como las de ahora y la persecución si algún día vuelve.

Cuando tengo dificultades en la práctica de un deporte mis entrenadores siempre me dicen volvamos al principio, volvamos a lo básico porque ahí es donde se corrigen los errores. Por favor, podemos volver al principio y dejarnos de tantas cosas novedosas que no son el movimiento de Jesús y sus apóstoles.

Ya no estaremos preparados para esta emergencia, pero si cambiamos de paradigma podremos garantizar que estaremos listos para la próxima y sobre todo que mientras llega la siguiente crisis volvamos a generar un crecimiento exponencial.

Algunos de nosotros ya lo estamos haciendo: ¿se uniría a nosotros?

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