Por: Andrés Carrera del Río
Cuando cree este blog, uno de sus objetivos era enfrentar las creencias salidas de la metafísica, de lo que se denominan las iglesias neo-pentecostales, cuyas principales filosofías son: declarar y decretar, la fe es un poder que tú usas, apóstoles y profetas, la prosperidad, las mega-iglesias, entre otras que se derivan de estas.
Hoy quiero que analicemos cómo esta pandemia ha desnudado dichas doctrinas falsas hasta el punto que han quedado en ridículo, por eso de tenerles coraje, ahora me dan pena.
1.- Declarar y decretar.- Esta fue la que primero usaron cuando la pandemia se venía y calcularon mal (como todos nosotros) lo grave que iba a ser. Al principio salieron en bandadas, como lo habían hecho antes con huracanes, a declarar que la pandemia y el demonio que la provocaba, eran atados por ellos, por la autoridad que Dios supuestamente les ha dado.
Gritaron, se pararon de cabeza, pidieron ofrenda especial para que la pandemia no toque a quien daba dinero, declararon y decretaron vencido al Covid 19, solo para comprobar cómo nos teníamos que confinar para evitar la muerte.
Se negaron a cerrar sus iglesias, porque la pandemia no tocaría a los hijos de Dios, que estamos cubiertos por la sangre de Cristo, hasta que uno de ellos, que tiene una congregación en la Florida, terminó preso, por permitir el contagio de miles de personas que se reunieron cuando estaba prohibido.
Después, salieron a decir que esto era algo del diablo, una confabulación de los gobiernos para acabar con el cristianismo, y que cuando la vacuna estuviera lista no permitirían que se las suministren porque así es como nos pondrían la marca del anticristo.
Por supuesto no faltaron los que ofrecieron que te sanaban si oraban por ti y los que vendieron una “poción mágica” para que te sanes del mal.
2.- La fe.- Para esta gente la fe es un súper poder. Ya no saben que decir: “hay que perseverar, ya mismo responde Dios, todo es para mejor, no te rindas” y cosas como esas que estarían bien en el contexto de si tu entrega fuera hacia Dios y no en la idea de que tu fe va a lograr doblarle el brazo a Dios para que cumpla tus deseos.
Fe es simplemente la confianza de que Dios ya hizo algo, que Él es quien dijo ser en el Nuevo Testamento, y que hará todo lo que ha prometido. La fe es una respuesta a Dios, no una forma de obligar que haga lo que no tiene originalmente pensado realizar. Eso no es fe, por lo menos no la que la Biblia enseña.
3.- Apóstoles y profetas.- En el último artículo que publiqué reproduje lo que el Pastor Charles Stanley explica al respecto, así que solamente diré que ya produce risa verlos gritar, porque pareciera que Dios o los demonios son sordos, que por la autoridad que les han dado como apóstoles y representantes de Dios para una región o ciudad donde están, ellos prohíben que algo pase o logran que algo suceda.
Mientras más dura la pandemia, más absurdas se ven sus prédicas. Solo espero que cuando descubran la vacuna o la cura de esta enfermedad, no salgan a decir que ellos lo predijeron. Aunque seguramente todo esto se olvidará con el tiempo y volverán a tener ciegos seguidores, ávidos de que les sigan mintiendo.
4.- La prosperidad.- Hay un político en mi país que acuñó la frase: ¿Y ahora? que se aplica perfectamente aquí. “Entregué dinero en la maratónica y de todas formas perdí mi trabajo, doné y nadie me compra porque no hay dinero”. Se cayó este cristianismo que promete opulencia y una transferencia de riquezas de manos limpias a los cristianos.
Para mentir no hay límites, uno de estos predicadores dijo en una intervención, que le parecía algo espectacular cómo Dios iba a crear una cantidad enorme de emprendedores, puesto que cada persona que está yendo al desempleo se convertirá en su propio jefe. Como si eso fuera muy sencillo y todo el mundo tuviera la capacidad financiera o de conocimientos para emprender en algo. ¡Qué desparpajo para decir tonterías!, sin mostrar la menor empatía o compasión por gente que está en verdaderos problemas financieros, y que tienen que ver qué hacen para comer o dar de comer a los suyos.
5.- Las mega-iglesias.– Según ellos, la señal que Dios los bendecía era el tamaño del edificio que podían construir, y la cantidad de gente que congregaban cada domingo. Ahora, empiezan a tener problemas para mantener sus infraestructuras, porque el diezmo y las ofrendas han bajado tremendamente por la situación económica, y las denuncias de medios de comunicación de que existe lavado de dinero en algunas de ellas se escuchan más fuerte cada día.
Si logran mantener su personal y opulencia, vamos a tener que preguntarnos de dónde viene el dinero, porque será muy difícil que venga de la feligresía empobrecida a causa de la pandemia. ¿Será que comprobaremos que viene de donaciones de plata ilegal, ya sea por droga o de gente que ha desfalcado al estado?
Será que sabremos quiénes son los grandes donadores de estas congregaciones, porque si uno hace simple matemática, esos edificios no se pueden mantener únicamente con diezmos y ofrendas de aquellos que tienen un ingreso mensual promedio.
Estos son tiempos duros y tenemos a muchos seres humanos sufriendo. A mí me apena ver cómo la gente muere o por la enfermedad o por la falta de dinero. Pero si algo bueno puede salir de tanto dolor, es que la gente se acerque a Dios, que comprendan que no hay seguridad en las cosas que el mundo les ofrece, y que finalmente les digamos a estos “encantadores de serpientes”, ustedes no son creyentes en Cristo sino aprovechadores de la candidez de la gente.
Si los líderes cristianos no aprovechan esta oportunidad, para de una vez por todas, desenmascarar a estos embaucadores, habremos perdido la ocasión de desligarnos de ellos para que nos dejen de llamar mentirosos, sino seguidores de Jesús.
¿Por qué es tan difícil decir que eso que ellos pregonan no es cristianismo y denunciarlo?
Puede que nunca obtenga una respuesta para esto.