El Machismo: Enfermedad de la Iglesia

Por: Andrés Carrera del Río

Hace pocas semanas empezó a viralizarse un video donde un pastor venezolano que se llama Orlando Albornoz, habla de la sumisión de la mujer, y lo que dice es parte de una prédica que él denominó “Los pecados que muchos no ven”. Aparentemente este sermón tiene unos tres años, pero por alguna razón, recién salió en las redes sociales.

En dicha alocución él habla de diferentes cosas que la gente hace que son pecados y que los creyentes consideran que no lo son. Obviamente están los infaltables “robar a Dios con los diezmos y ofrendas, y nuestro pastor es autoridad”, que ya he comentado en otros artículos y que no son el motivo de estas líneas.

En medio de lo que comenta, esgrime como pecado, el hecho de que la mujer no obedece al hombre, y sorprendentemente, es en el punto en que más levanta la voz, y se lanza toda una argumentación contra la mujer que no se somete a su esposo. A quienes les dice que no pueden refutar si el varón ya tomó una decisión, y que solo Cristo le puede reclamar a él.

Usted puede ver esto en: https://www.youtube.com/watch?v=wBNGPlWfoSk&t=633s

Si hay algo asombroso en la lista de pecados que menciona, es que nada explica sobre el liderazgo del hombre, y el hecho de que, si este lo maneja mal o desaprovecha para convertirse en un dictador, es también o no una iniquidad.

Estoy harto de estos pastores machistas que permiten que la cultura en la que viven y sus prejuicios, los lleven a conclusiones equivocadas. Lo único que hacen con ese tipo de predicaciones, es alejar a las personas de Cristo, porque si eso es cristianismo, no van a querer ni acercarse a Él y por lo tanto perderán su salvación.

Examinemos lo que la Biblia dice, sin meternos en argumentos como la mutua sumisión o que cabeza no significa más importante, que ya hemos tratado en otros artículos y concentrémonos en lo siguiente:

  1. La Palabra es clara. El liderazgo del hombre debe ser como el de Cristo: el hombre es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia.
  2. El liderazgo de Cristo se manifiesta a través del servicio, y llegó hasta la muerte por esa iglesia a la que ama.
  3. Por tanto, al hombre se le exige ser un líder a la manera de Cristo y no hacerlo sería otro pecado que muchos no ven, para usar el título de la prédica de este señor. Entonces si el varón no es un siervo – líder, no está cumpliendo lo que Dios le ha ordenado.

Con esto entonces que tenemos:

  1. Tenemos un hombre que cree, porque así se lo instruye equivocadamente, que su liderazgo es algo así como la del rey que tiene una mujer que le da uvas en la boca, mientras otra lo ventea incansablemente.
  2. Tenemos una mujer que se ha convencido de que no vale sin la presencia de un hombre, y que está lista a aceptar cualquier abuso en aras de la sumisión, que según ella la Biblia le exige.
  3. Tenemos unos hijos que no quieren saber de cristianismo, pues si ser creyente es abusar de esta forma de una mujer, preferirán no serlo.  Los hijos varones sufren por el martirio silencioso de sus madres, y las hijas optan por no casarse nunca si eso significa someterse a una casi esclavitud.

Así que, mágicamente, hemos logrado destruir la familia, peor en tiempos como los actuales, donde la mujer después de una lucha incansable, ha conseguido casi que ponerse a la par de los hombres.

Permítame entonces, decirle la forma como Cristo quiere que se maneje la familia:

En primer lugar, tenemos al hombre que es un siervo – líder, listo a no pedir nada para él, y sacrificarse porque su familia esté bien en todas las áreas de su vida. Esto incluye mantenerlos, involucrarse en la crianza de sus hijos, ser responsable de la transmisión de su fe a la siguiente generación, y todo lo que se necesite para que, tanto esposa como hijos, vean lo que Jesús ha hecho en él.

Cuando una esposa observa, que para el padre sus hijos son una prioridad y que él está dispuesto a cualquier sacrificio por la familia, ella se siente amada, valorada y esto la llevará a involucrarse en las cosas particulares que una mujer hace mejor que un hombre. Se considerará apoyada por su esposo y eso le dará la autoridad para ser una colaboradora esencial en el desarrollo sano de cada miembro del hogar.

Cuando los hijos ven esto, crecerán seguros y entendiendo que en una familia cada uno tiene un rol y que ellos son parte del éxito.

Entonces, queremos reclamarles a las mujeres sumisión porque no hacerlo es pecado, perfecto, pero que tal si empezamos por entender por qué ella no quiere someterse, qué produce su “rebeldía” y nos encontraremos con un pecado superior. Si decimos que el hombre es el sacerdote entonces su responsabilidad es mayor porque es un líder-siervo y si usa esa posición para abusar, no dar cuentas, ser servido por sus “inferiores”, estaría dejando por el piso el nombre de Cristo con su comportamiento.

Predicaciones mentirosas como esta hieren a las mujeres que, por lo menos en nuestro entorno, son las más creyentes, y están logrando que el cristianismo sea algo que nadie ansíe oír, pues es una religión machista que quiere a las mujeres solo en el hogar y completamente dependientes.

Nadie peleó más por los derechos de las mujeres que Jesús, y sus seguidores debemos hacer lo mismo, no denigrarlas con sermones como el que les conté, que dejan mal vistos a los pastores y a los varones.

¿Cuándo vamos a hablar de la responsabilidad del varón? Mejor espero sentado, porque si no me canso.


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