Por Jhon Álvarez
Usualmente como creyentes nuestro deseo es, o debería ser, seguir la voluntad de Dios y si estamos atentos en todo cuanto hacemos, deberíamos tomar nuestras decisiones basadas en ello, pero no son pocas las ocasiones en que nos encontramos preguntándonos si las oportunidades o situaciones que se nos presentan provienen de Dios, y es cuando solemos tomar dos posiciones.
Por un lado si queremos tomar la oportunidad que se nos presenta, optamos por convencernos que es parte del plan de Dios y proseguimos sin tomarnos el tiempo para examinar si en verdad esto es Su voluntad, y por otro lado también llegamos al punto de una ‘parálisis espiritual’, donde por temor o inseguridad de si es un designio de Dios, preferimos no actuar hasta no ver un ángel que baje del cielo con letreros en neón asegurándonos que sí es aprobado por Dios.
Ninguno de estos enfoques suele ser lo más acertado y si el resultado no es el esperado terminamos culpando a Dios por las consecuencias de nuestras propias decisiones. De manera que lo mejor que podemos hacer, es llevar a cabo todo basándonos en principios que nos puedan ayudar a discernir si en verdad proviene de Dios.
Vamos a comenzar por descartar algo que debería ser obvio, pero que habitualmente no lo es cuando lo que se nos presenta brilla de tal forma que obnubila nuestro discernimiento: Aquello que es la voluntad de Dios NUNCA contradice Su Palabra. Pablo le enseña a Timoteo el valor de las escrituras y su propósito (2 Tim 3.16-17), Dios no se contradice a sí mismo y no te va a llevar jamás a tomar una decisión o ‘aprovechar una oportunidad’ cuando es obvio que esto contradice sus preceptos.
Jamás va a poner frente a ti ‘la mujer idónea’ de tal forma que abandones tu matrimonio por esta ‘bendición’ que está poniendo delante de ti, ni te está brindando la oportunidad de tomar ese dinero ajeno para solucionar tu desorden económico, creo que está un poco clara la idea ¿verdad?, parece obvio y absurdo pero cuando nos dejamos guiar por el corazón y no por la comprensión de las escrituras llegamos a convencernos que ‘es la voluntad de Dios’. (Jer 17:9)
Otra situación que debemos considerar es si la decisión, es consistente con La forma como Dios trabaja y le da honra a Él, aquello que estás pensando ¿honra el carácter de Dios? quizás la decisión no sea tan clara desde el punto de vista escritural, no tengamos un ejemplo muy similar por el cual guiarnos a través de la biblia, pero si podemos discernir si lo que decidiremos lo honra, cualquier opción que tomes el día de hoy es parte de la historia que vas a contar el día de mañana.
Cuando relates esta historia te atreverías a decir que fue la voluntad de Dios la que te condujo a tomar esa elección. ¿La consecuencia de tu decisión lo honra a Él?, o por el contrario ni siquiera te atreverías a contar cómo conseguiste este resultado, sino que más bien lo ocultarías como parte de un pasado vergonzoso, aunque el resultado te sea satisfactorio.
También tomemos en cuenta las personas afectadas por nuestras decisiones, por más que creamos que solo nos van a impactar a nosotros, a la larga terminan involucrando a otros y normalmente van a ser los más cercanos, nuestros seres queridos, nuestras familias. Los humanos somos relacionales por naturaleza, especialmente si te consideras un seguidor de Jesús, no puedes ser una isla, entonces debemos preguntarnos ¿si esta decisión va a ser de bendición no solo para mí, sino cómo va a afectar a los demás?, estoy lastimando a alguien o a varios con mi decisión. Nuestra naturaleza humana nos invita a ser egoístas y pensar primeramente en nuestro propio beneficio, pero Jesús nos enseña a poner a los demás antes que a nosotros mismos como Él lo hizo (Mateo 20:26). Siempre que miramos hacia nuestro pasado y vemos nuestros mayores desaciertos vamos a encontrar la herida que causamos a alguien mas aún sin haberlo deseado.
Por último, lo que proviene de Dios te va a brindar paz, no necesariamente placer, pero si una paz que sobrepasa todo entendimiento (Filip 4:6-7), hay ocasiones en que nos vamos a ver confrontados con tomar una decisión que no es la que más nos agrada, pero llegamos a comprender que es la correcta y que proviene de Dios, que es parte de Su plan, lo honra y bendice a otras personas, aún a costa de nuestro propio beneficio. De eso se trata el amor sacrificial que nos enseñó Jesús, pero al final vamos a llenarnos de la paz y el gozo que solo provienen de saber y sentir que hemos hecho la voluntad de Dios y que al final esta decisión será también de bendición para nosotros mismos, aunque en ocasiones no podamos verlo inmediatamente.
En resumen, si lo que deseas es caminar conforme a la voluntad de Dios, siempre ante cualquier decisión, toma por hábito hacerte estas preguntas, no tomes medidas apresuradas que después termines por lamentar, pasa tu decisión por el filtro de la oración, con la confianza de que el Espíritu Santo te guiará a tomar un dictamen que:
- Se ajusta a la palabra de Dios
- Honra a Dios
- Es de bendición no solo para ti
- Te da la paz y confianza de estar haciendo Su voluntad.