Límites que otorgan libertad

Por Luli de Façanha

Para lograr una educación eficaz en casa con nuestros niños es importante establecer reglas claras con el objetivo firme de cumplirlas y hacerlas cumplir. Esto es lo que llamamos LIMITES.

Si establecemos límites coherentes y los aplicamos consistentemente y con firmeza, al contrario de lo que se pudiera pensar, que estamos “limitando” el desarrollo de nuestros hijos, les estanos dando la “libertad” de escoger una conducta que aporte beneficios a su vida dentro de un entorno sano y seguro.

No hay cosa que genere mayor ansiedad en nuestros hijos que tener que tomar decisiones sin conocer todas las posibles consecuencias, crecer con limites les da la seguridad que ellos necesitan.

Cuando un bebé nace, en la mayoría de los casos, las primeras semanas los ponemos en un moisés o cuna pequeñita que podemos colocar cerca de nuestra cama, unas semanas o meses después irán a su cuna en su propio cuarto y unos años después tendrán su cama, la misma que podría ir creciendo a medida que el tiempo pasa. Así mismo, es cuando empiezan a caminar. Nadie suelta a su hijo que está aprendiendo a dar sus primeros pasos en un campo de fútbol o en un bosque, sino que van desde la seguridad del hogar hacia los exteriores a medida que su desarrollo avanza. ¿Por qué razón no haríamos lo mismo en las demás áreas de su desarrollo?

Los límites tienen el objetivo de determinar un área apropiada en la cual nuestros hijos pueden desenvolverse con seguridad de acuerdo con su edad y etapa de desarrollo. Una de las razones por la cual nos resulta difícil poner límites es porque lo hacemos de manera incorrecta, hablamos demasiado, exageramos nuestras emociones, y muchas veces fallamos al expresar con claridad lo que queremos.

Algunos consejos que podemos considerar al momento de establecer los límites dentro de nuestro hogar:

  1. Sea preciso

A menudo los padres usamos expresiones como “Pórtate bien”, “Sé bueno”, o “No hagas eso”, pero ¿qué es portarse bien en una u otra situación?, ¿qué significa ser bueno? o ¿qué exactamente es lo que no debo hacer?

Para que los límites sean efectivos deben decirse con frases cortas y órdenes precisas como por ejemplo: “Toma mi mano para cruzar la calle”, o “Sujeta el vaso con ambas manos”.

  1. Cuando sea posible dele opciones

Existen casos en los que podemos dar a nuestros hijos opciones al momento de cumplir una orden, esta “libertad” hace que el niño experimente una sensación de poder y control lo que reduce la resistencia a obedecer y les permite desarrollar responsabilidad.

Por ejemplo: a la hora del baño, podemos decir, “Es hora del baño, ¿prefieres hacerlo con la ducha o en la bañera?”, o a la hora de vestirse, “es hora de vestirse, ¿quieres ponerte este traje o este otro?”. Esta es una manera sencilla como podemos lograr que los niños hagan exactamente lo que se espera de ellos.

  1. Se firme.

Existen momentos o aspectos de la educación que exigen obediencia inmediata y absoluta, en esos casos es cuando debemos establecer los límites con firmeza, sin gritos, pero con tono de voz firme y una expresión seria en el rostro. Para ser firme debemos encontrar el punto medio entre ser ligeros y ser autoritarios. Aquellas cosas en las que necesitamos ser firmes deben cumplirse a diario y en toda circunstancia, variar a menudo la manera de hacerlo crea en los niños mayor resistencia.

Algunos ejemplos: “¡vete a tu cuarto, ahora!”, “¡detente, no lances ese juguete!”.

  1. Pon el énfasis en lo positivo.

A menudo provoca menor resistencia en los hijos cuando la instrucción está dada hacia lo positivo, es decir, hacia la manera en que ellos deben hacer las cosas, en lugar de hacia lo que NO deben hacer, por ejemplo: “hablemos en voz baja”, en lugar de “no grites”, “caminemos despacio”, en lugar de “no corras”.

  1. Cuando sea posible sugiere una alternativa.

Al ofrecer a tu hijo una alternativa razonable están dejándole saber que sus sentimientos y deseos son válidos y aceptables pero que hay maneras correctas e incorrectas de hacerlo. Por ejemplo:  si tu hijo dibuja o pinta las paredes, la instrucción más apropiada sería algo así como, “Las paredes no son para dibujar, aquí tienes esta libreta para que hagas tus dibujos y así podamos guardarlos y mostrarlos a quienes nos visiten”.

  1. Controla tus emociones.

Cuando estamos enojados, tendemos a castigar más severamente e incluso herir verbal o físicamente a nuestros hijos. En estas ocasiones, cuando nuestras emociones se desbordan, lo más apropiado es tomar tiempo para calmarnos y con la cabeza fría preguntar, ¿pueden explicarme qué es lo que ha sucedido?, y a continuación proceder de la forma que hemos establecido que corresponde con la falta cometida.

Si bien es cierto, estos consejos están dados en su mayoría con ejemplos de casos para niños en edad escolar, los mismos consejos se aplican a lo largo de las distintas etapas del desarrollo de nuestros hijos, recordando que los límites se amplían a medida que crecen, no desaparecen. Ayudarlos a madurar sana y correctamente es parte de nuestra tarea como padres. Nuestros hijos nunca serán suficientemente grandes para que como padres dejemos de preocuparnos por ellos.

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